Nuestra Historia
Pequeña historia de los Dehonianos en Chile (Primera Parte)
Por P. Teodoro van Grieken B., scj
En América Latina, existen grande diferencias en el mundo socio económico, por la explotación de los pobres y temporeros. Tal situación se ha vuelto un desafío para los miembros de la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús - Dehonianos; lo que nos llamó a ponernos a disposición de los obispos para trabajar en tan dura realidad.
Visita de Mons. Aramburú, obispo de Tucumán
En 1939, hubo una petición del Obispo de Tucumán, Argentina, para hacerse cargo de 2 parroquias bastante extensas en la parte norte de su diócesis. El Padre General de esa época, el P. Guillermo Govaart, holandés, era un hombre muy dinámico, que sentía esta invitación como un desafió personal para la Congregación, y llamó a sus sacerdotes más preparados para establecerse en Argentina. Antes que se desatara el inicio de la segunda guerra mundial, pudieron salir de Holanda 13 religiosos hacia Argentina, quienes se establecieron en Tucumán, Buenos Aires y en Montevideo, Uruguay.
Fueron años difíciles para el pequeño grupo religioso, tanto por el idioma como también las grandes distancias que existían entre Buenos Aires y Tucumán; 1.200 kilómetros aproximadamente, lo que significaba 2 días en tren. Adjunto una foto en que el párroco de Tucumán p.Teodoro saluda el obispo d aquel entonces Mons. Aramburu
Al estallar la guerra en Europa, los sacerdotes españoles, italianos, alemanes y holandeses llegados a América del Sur y establecidos en diferentes lugares según su país de procedencia, perdieron el contacto con sus seres queridos y también con sus cohermanos de Congregación. Fue un alivio para todos el termino de la guerra, sobre todo porque volvieron a tener noticias de sus seres queridos. Esto significó además, la llegada de nuevos religiosos desde Holanda, para así, poder extender la obra realizada hasta ese momento. Con estos nuevos refuerzos, los padres que fundaron la obra en Argentina y Uruguay, pudieron volver a Holanda, para un merecido descanso. La Provincia holandesa gozaba de un gran número de vocaciones aquellos tiempos. Cada año, se ordenaban 20 o más sacerdotes, que querían mayoritariamente ir a las misiones del Congo, Indonesia, Finlandia, Canadá o América latina, ya sea Brasil y Argentina. Durante los años de la guerra, no hubo posibilidad de enviar misioneros fuera de país, por lo que resultó que a final de ésta hubiera un gran número de religiosos listos para partir a la misión. Aquí una foto con p. Federico en La Ramada lista para partir al campo.
Cada año, había nombramientos para las distintas misiones de la provincia. Por lo que resultó que a Argentina llegasen año tras año grupos de 4 ó 5 religiosos dispuestos a trabajar en las diferentes áreas pastorales que les ofrecieran. En ese entonces, Argentina y Uruguay formaban lo que la congregación llamaría “Región”. El Superior de ésta en ese tiempo era el padre Juan Smeets, un hombre muy dinámico, que se dio el tiempo para visitar a diversos obispos de Argentina para ofrecer los servicios de nuestra Congregación allí. Sin embargo, hubo una cierta reticencia por parte de los obispos argentinos al no aceptar estos servicios de los padres holandeses, ya que preferían los servicios de los sacerdotes de Italia y España, y no de los países nórdicos. Esto debido a que, algunos de los antiguos padres holandeses propagaban la teoría del “millenismo”, basada en el libro del Apocalipsis, donde se asegura que Cristo reinará 1000 años al fin de los tiempos aquí en la tierra.Todo esto influyó, para que los obispos argentinos, no ofrecieran trabajos en sus diócesis.
No obstante, gracias a la Divina Providencia, mientras pasaba esa situación en Argentina, llegaron al mismo tiempo, solicitudes a la casa general en Roma de los obispos chilenos, que necesitaban sacerdotes. Padre Kokke y después padre Fijéé, fueron los primeros enviados a Chile, para conocer en terreno estos nuevos ofrecimientos. Sus reacciones fueron muy positivas. Mons. Manuel Larraín ofreció la parroquia de Teno a la Congregación. Además, había una posibilidad en Quilpué y un Colegio en Santiago. Lentamente creció la idea de trasladarse con todo a Chile y dejar nuestras obras en Argentina a los padres Italianos de la misma congregación, que hace años estaban trabajando en el país. La solicitud, fue muy bien evaluada, y contó inmediatamente con la aprobación del Consejo General en Roma, en 1949. Así empezó el trabajo de la Congregación en Chile.
Gruta en de Teno construida por los padres Holandeses
La primera obra que fue aceptada, era la parroquia de Teno. El 5 de Abril de 1950 el Obispo Mons. Larrain presentó a los Padres Van de Homberg y Pouwels a los feligreses de Teno, y nombró a Padre Mateo van de Homberg como párroco. Un mes después llegó también padre Arnoldo van der Meer. Al mismo tiempo avanzaron las conversaciones para aceptar un Colegio en Santiago. El párroco de la Parroquia San Ramón en Providencia estaba construyendo un colegio parroquial al lado del templo y nos ofreció la dirección de este nuevo Colegio. En la foto, la actual gruta en la parroquia de Teno
La idea de tomar la dirección de un Colegio, fue muy importante para la Congregación, sobre todo en la perspectiva de empezar con una pastoral vocacional. Esta idea estimuló el trabajo para empezar a formar juventudes y encontrar entre ellos posible vocaciones para al Congregación. El Colegio San Ramón fue un primer paso, El 15 de Marzo 1950, se fundó la segunda obra de la Congregación. El Padre Teodoro Mensink fue nombrado como primer director, lo acompañaba el Padre Enrique Figee y el Padre Van Os.
El Contrato de la parroquia San Ramón, estipulaba un periodo de 5 años, renovable para la atención del Colegio por la Congregación, se empezó con la escuela básica y los 2 primeros años de la enseñanza media. Pero el párroco de San Ramón se metía demasiado en todas las cosas del Colegio, pagaba mal a los padres y se aprovechaba mucho de sus servicios, en todo lo que podía. Surgió la idea de tener un colegio propio de la Congregación en Chile. Existía en el contrato con la parroquia, la posibilidad de comprar el Colegio San Ramón, pero el Párroco de esa época de apellido Castro, puso muchas dificultades para esta compra y el precio era demasiado alto.
Instituto Sagrado Corazón:
En 1952, se decidió de buscar donde iniciar un nuevo Colegio para la Congregación. Mientras tanto, habíamos aceptado la parroquia de Fátima en San Bernardo, allí mismo, hubo un ofrecimiento para comprar un gran terreno de 12 mil metros, para la fundación de un colegio propio al otro lado de la comuna. El Padre Juan Smeets, fue a conversar con el Vicario de Santiago, Mons. Meza y consiguió el permiso de la fundación de un Colegio en San Bernardo, por lo que significó el retiro del Colegio San Ramón un año antes del término del periodo de 5 años. Padre Figéé, partió a USA para recolectar los fondos para la compra del terreno, que fue un éxito, así, el 1 de Abril de 1954, se abrieron las puertas del Colegio para los primeros 250 alumnos. En la foto - una fiesta en el colegio con varios cohermanos.
Podemos decir que los primeros 10 años de la Congregación en Chile fueron de un crecimiento favorable; en primer lugar, en cuanto al personal en Febrero de 1950, habían solamente 4 padres, pero ya a una década, el 1 de Mayo 1960, el número se había aumentado a 37 de los cuales, 32 eran sacerdotes y 5 eran hermanos. En 1960 se completó nuestra retirada de Argentina, en donde dejamos las últimas parroquias que nos quedaban en Tucumán. El Padre Teodoro van Grieken y el hermano Adrián de Jorge, fueron los últimos que llegaron de Argentina con 15 baúles de equipaje.
En comparación con la situación de Argentina, se podía afirmar que la Congregación había encontrado en Chile un ambiente favorable. Nuestras relaciones con los Obispos era mejores y de gran cordialidad, nos ofrecían con ganas amplias oportunidades pastorales. Además los nuestros encontraban en el clero diocesano bastante espíritu de confianza y fraternidad.
Producto de esta confianza, podemos anotar la fundación de la Parroquia de Vitacura y de Santa Marta. En el Colegio San Ramón, los padres habían aceptado atender una parte de la parroquía, que era un sector despoblado para ese entonces, donde vivían areneros. En el borde del río Mapocho existía una gruta de Lourdes, donde se concentraban las atenciones. Pero, lentamente este barrio de Vitacura empezó a poblarse con grandes proyectos mobiliarios. En 1951 el Sr. Cardenal, nos ofreció esta zona de Vitacura como parroquia a cambio de que la Congregación construyera la Iglesia del lugar. El Padre Gerardo Pronk, recién llegado, se encargó de la obra. La primera piedra del templo fue colocada 24 de Noviembre de 1951 y, la parroquia como tal fue entregada oficialmente a la Congregación el día 22 de Diciembre de 1953. Nadie había podido sospechar que este sector con el correr de los años, se transformaría en el Barrio Alto de la capital.
Fundación de Santa Marta:
En Mayo 1950, el Sr. Cardenal hizo una visita sorpresiva, al Colegio San Ramón e invitó al Padre Mensink a ir con él a otro sector de la capital, específicamente a Nuñoa, ya que ahí quería fundar una nueva parroquia, en donde, una congregación religiosa le había regalado un terreno para este fin. Era un barrio nuevo, en el que estaban surgiendo varias poblaciones nuevas para gente de clase media. Esta se encontraba a pocos kilómetros de distancia de Vitacura. Gracias a donaciones que había recibido el Sr. Cardenal, el comienzo de la nueva parroquia estaba asegurado, el 17 de noviembre de 1951, fue colocado la primera piedra del futuro templo. Así la segunda quincena de Enero de 1952, se pudo dar comienzo a las dos parroquias de Vitacura y Santa Marta.
Colegio San Juan Evangelista:
Al iniciar el Colegio Instituto Sagrado Corazón en San Bernardo, los padres que trabajaban en Colegio San Ramón, insistieron mucho que la congregación tuviese un colegio propio en la capital. Las razones que se dieron fueron; el intercambio de personal y la opción por la juventud. Es así, que en 1958, se empezó a buscar terrenos para un nuevo Colegio en Santiago. En Enero de 1959, se pudo comprar un terreno de 16.000 metros en Avenida Colon, a pocos kilómetros de distancia de las parroquias de Vitacura y Santa Marta, en un sector oriente de Santiago de gente de clase media y acomodada. En Marzo de 1960 se iniciaron las clases de este nuevo colegio.
Las nuevas obras y proyectos:
En el periodo entre 1960 a 1970, se realiza la estabilización de nuevas fundaciones en Chile, como de las parroquias en el Quisco; en 1961, La Pintana y Los Nogales en 1963; en 1966, la parroquia de nuestra Sra. de La Victoria en el barrio del mismo nombre; en 1967, siguió Cabildo y, en Noviembre de ese mismo año, la población Nueva Aurora; la parroquia San Rafael, en los cerros arriba de Viña del Mar. Todas estas parroquias no eran de las más fáciles. Los Dehonianos sentían un profundo llamado a comprometerse con los más pobres, según la espiritualidad de la Congregación.
Años de cambios. Los profundos cambios empezaron, con el Concilio Vaticano II, que con el documento Lumen Pentium, pone énfasis en la Iglesia como Pueblo de Dios, un pueblo en marcha, una Iglesia al servicio de los pobres. Otro documento, Gaudium et Spes con una mayor participación de los laicos en la Iglesia y la sociedad. Después vino Medellín, donde los obispos latinoamericanos en su reunión, empezaron a concientizarse acerca de su compromiso con la Evangelización y la opción preferencial para los más pobres, llamando a la necesidad de la iglesia a insertarse en la dura realidad del diario vivir, en vez de limitarse, a la sacra mentalización. Son años de profundos cambios en la Iglesia Chilena. El Obispo de Talca, Mons. Manuel Larraín, empezó con la reforma agraria en los propios fundos de la propiedad del obispado.
Se creó el instituto de la educación rural, se elaboró un nuevo plan pastoral, iniciando con la gran misión nacional en el año 1963. Lentamente estos cambios debían realizarse también en la mentalidad del clero, pero esto no fue tan fácil, así empezaron a surgir nuevos grupos que querían realizar los cambios en un ritmo mas acelerado, la Iglesia Joven, los Ochenta, Los cristianos para el socialismo.
¿Como influyó todo esto en nuestra Congregación?
Todo cambió a partir del año 1967, cuando llegaron nuevos sacerdotes, todos muy jóvenes desde Holanda, con una mentalidad influenciada por la secularización que imperaba por esos años, por un cierto humanismo naturalista, que en vista de su formación recibida, tan diferente a lo tradicional, trajeron una serie de nuevos conceptos, que concordaban con las ideas nuevas ya entradas en Chile.
A estos nuevos sacerdotes jóvenes, les gustaba la idea de autorealizarse, formando equipos homogéneos de trabajo y de vida. Algunas obras nuestras fueron criticadas; por ejemplo: los colegios y la parroquia de Vitacura. Lentamente creció una polarización entre nuestros religiosos y la gente de Chile, llegando casi a un punto muerto el diálogo
Mientras tanto, en el mundo político, vino la campaña presidencial de 1970 y la elección de Salvador Allende como presidente, y con esto, el inicio del gobierno de La Unidad Popular, con fuertes críticas al mundo capitalista, urgiendo las tareas de liberación social, reconociendo los derechos de los trabajadores y sus realidades de vida, sumergidas en la pobreza. Todo esto, también influyó en la mente de los sacerdotes jóvenes recién llegados, que imitando a sacerdotes de otros países, querían ser sacerdotes obreros, para estar en medio de este mundo popular y poder así evangelizar desde la realidad.
¿Cuántos sacerdotes ya habían para ese entonces? En Septiembre de 1971, llegamos a un total de 60 religiosos Dehonianos en Chile, entre ellos 3 luxemburgueses. Los que lentamente empezaron a formar equipos de sacerdotes obreros. En 1972, los padres Herman Leemrijse, Guillermo van Zeeland y Juan van der Hulst, formaron una primera comunidad inserta en los sectores más polares, después de haber vivido un tiempo en la parroquia de Fátima en San Bernardo, se trasladaron a la Población “La Portada” de esta misma ciudad, para poder ir a trabajar como obreros. El Padre Juan van Raay, siguió atendiendo la Parroquia de Fátima en la Población “Nueva Aurora” de Viña del Mar, en la Parroquia “La Victoria” de Santiago y en la parroquia de La Calera, se buscaba seguir el mismo sistema, sin abandonar la pastoral parroquial. En los últimos meses de 1971, aumentó mucho el número de los nuestros que quisieron trabajar como obreros, por lo que empezaron a buscar otros rumbos donde desempeñarse como sacerdotes, pero siempre insertos en la realidad, fue así como el Padre Cloin, comenzó a trabajar en DINAC (distribución nacional de comestibles); el Padre Pedro Jongenelis empezó a hacer escobas en Chépica; el hermano Adrián van Zeeland como gasfiter; el Padre Roberto van Rooy, como soldador de arco; el Padre Juan van der Hulst ya estaba trabajando como obrero en la fabrica “Vulco" de San Bernardo y el padre Guillermo van Zeeland en el casino de una empresa constructora.
Del 14 al 16 de Abril de 1971, se realizó una reunión de sacerdotes que trabajaron en el mundo obrero, sobre el tema: “La colaboración de los cristianos en la construcción del socialismo”, en dicho encuentro participaron 10 Dehonianos. Todo esto aumentó la polarización entre los nuestros. Muchos tenían otra opinión, además temían que muchos de nuestros jóvenes confundieran el compromiso de la fe con el compromiso político. Igualmente, el Episcopado estaba muy preocupado por el Secretariado de los Cristianos para el Socialismo, por tener una visión distinta sobre varios puntos.
Las Asambleas de la Congregación de los años 1971 - 1973, Se dio una enorme dinámica y expectación, ya que se buscaba, estudiaba, discutía y “experimentaba” sobre los horizontes de la congregación en Chile. Este fue un periodo en que “la Región”, ya que no solo alcanzaba un tope máximo de miembros, sino que también fue el periodo de su máximo dinamismo que, desgraciadamente no siempre resulto constructivo para todos. La rápida sucesión de hechos y acontecimientos importantes, obligó a cada uno a tomar una posición con respecto a diferentes temas y situaciones, -muchos de estos puntos eran dentro de la Región, puntos sensibles y conflictivos-, llevando a muchos a posiciones se hicieron también antagónicas. La Región, no podía escapar a la polarización que afectaba a toda la vida chilena. El País se dividió en dos, por un lado los (pro) marxistas y no marxistas; la iglesia chilena y la congregación, se dividieron en “Cristianos para el Socialismo” y los que no lo eran. Ya no había diálogo: lo que llegó a tal situación, que las asambleas anuales de la congregación, eran posibles de realizar por la técnica del no dialogo. La Región se encontraba muy debilitada
EL GOLPE MILITAR fue el desenlace y el punto final a dicha situación, una salida que pocos deseaban o esperaban. A pesar de todo fue un cierto alivio, pero el precio fue demasiado alto, también para la Congregación.
Cinco cohermanos fueron tomados presos: Gilberto de Jong, Enrique Dielis, Alejandro Bastiaanse, Julián Braun y el Superior P. Cornelio Wijfjes. El superior fue dejado en libertad después de cuatro días de detención y pudo quedarse en Chile. Los otros fueron expulsados del país. Los padres Santiago Thijssen, Juan van der Hulst, Hernan Leemrijse, Guillermo van Zeeland, Francisco Graffé y Teodoro Pieterse, se asilaron en algunas embajadas para poder salir del país. Ya el 11 de Septiembre de 1973, catorce hermanos habían abandonado Chile. Esta drástica disminución de personal, obligó a la Región, a que de inmediato se abandonaran una serie de obras, entre estas: las parroquias en La Calera, Viña del Mar, más dos parroquias en Santiago y las poblaciones de La Victoria y Santa Adriana, siendo devueltas a sus respectivos obispados. También se disolvió la obra de La Portada en San Bernardo. Después siguieron las parroquias de La Ligua, La Pintana, y El Quisco.
La Congregación en Chile, tuvo que enfrentar en forma repentina una nueva situación:
El envejecimiento del grupo de sacerdotes y hermanos que permanecieron en el país. Los que habían abandonado el país por una u otra razón, eran los cohermanos más jóvenes (para dar una idea de esto, estamos hablando del 1 de Septiembre de 1975), para ese entonces, la región tenía 36 miembros con un promedio de edad de 50 años.
El peso de las obras: A pesar de varias devoluciones, la Región, aún tenía demasiadas obras a su cargo, a comparación con el personal disponible para asumir la responsabilidad de cada una de ellas.
El peligro de una espiritualización demasiado acentuada. Por todo lo que había pasado y sobre todo por la polarización sufrida, muchos cohermanos tenían cierto miedo de meterse a fondo en las cosas contingentes y en los problemas materiales del pueblo sufriente, ya que eran tiempos muy distintos. Por lo cual, existía el peligro y el miedo de dedicarse a la sacra mentalización y los problemas espirituales solamente, sin poder ayudar más allá de lo que se quisiera.
La asamblea de Enero de 1976, fue la instancia de análisis de nuestro trabajo en Chile. Cada uno expuso su situación personal en el conjunto de las obras. Después, vino la pregunta; si era necesario de reducir las obras y cuáles eran estas obras que debían mantenerse y, como llegar a una solución. Lo que dio como resultado y consenso que, había que priorizar por las obras de la Congregación, se hizo un sondeo acerca de las preferencias de las obras que estábamos atendiendo. Con respecto a la falta de religiosos, se decidió abrir y empezar de nuevo con la pastoral vocacional y se intensificó la vida comunitaria.
No obstante, años anteriores, por el testimonio de algunos religiosos, existieron jóvenes que también se querían comprometer con el Señor. El primero en ser admitido a la congregación fue Ignacio Campos, quién realizó su noviciado en Brasil, y el 13 de Agosto de 1976, emitió sus votos perpetuos en la capilla del Instituto del Sagrado Corazón en San Bernardo. Al mismo tiempo fueron admitidos al Noviciado los postulantes: Luís Baeza y Rafael Reyes; mientras José Acuña y Raúl Hinostroza, comenzaron su postulantazo en el Centro Dehon. Una nueva esperanza para la vida de la región, que gracias a Dios encontraba respuesta al llamado vocacional en Chile. El 17 de Junio de 1977, fue ordenado sacerdote por el Cardenal Raúl Silva Henríquez, Ignacio Campos, en la Parroquia “Santo Cura de Ars”. Ignacio fue el primer sacerdote dehoniano chileno. Gracias a esta ordenación se reavivó las esperanzas y la dedicación aún más a la pastoral vocacional.
Debido a la secularización en Europa que se venía dando hace tiempo, disminuyeron las vocaciones y nuestra Provincia en Holanda debió clausurar sus seminarios por falta de vocaciones. Esto significó, que la Provincia de Holanda de la Congregación, no podía enviar más sacerdotes dehonianos a sus misiones en diversas partes del mundo y menos a Chile. Todos estábamos convencidos de que si queríamos sobrevivir, debíamos esforzarnos mucho más para chilenizar nuestro trabajo y apoyar definitivamente la pastoral vocacional, para así poder mantener la presencia del Sagrado Corazón patente en Chile. Lentamente aumentó el número de los postulantes en el Centro Dehon, que era la casa de los nuevos aspirantes, llegando a nueve en el año 1980. La mayoría de ellos eran entre 19 y 22 años, los que vivían con los profesos que estaban estudiando teología, y en vista del aumento de los postulantes a la congregación, se decidió construir en el lugar donde se encontraba el viejo Centro Dehon, un edificio nuevo y definitivo para el seminario. En Enero de 1982, partieron al Noviciado en Argentina, nuestros postulantes Roberto Pavez, Ginés Alvarado y Alejandro Iriarte.
En 1983, habían en la comunidad del Centro Dehon: 6 profesos y 6 postulantes. Cuatro postulantes viajaron el 7 de Enero al noviciado en Argentina.